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Take Shelter (by Cintas Perdidas)


El pasado 4 de abril se estrenó Take Shelter y como nosotros no pudimos asistir al pase de prensa, nuestros compañeros de Cintas Perdidas nos ceden su crítica, gracias a Alejandra G. la autora de la crítica por ofrecernos su punto de vista de la película, aquí tenéis la crítica:

Take Shelter

La línea que separa la cordura de la locura puede traspasarse con una pesadilla. Jeff Nichols presenta este guión, dirigido también por sí mismo, en el que las obsesiones se convierten en premoniciones que trastocan la salud mental de Curtis, interpretado por Michael Shannon (Revolutionary Road) y preocupan a todo su entorno. Los sueños apocalípticos se repiten, comienzan a aparecer las alucinaciones mientras su mujer Samantha (Jessica Chastain, Criadas y Señoras) no reconoce el extraño comportamiento de su marido y no entiende el por qué de construir un refugio nuevo contra tormentas en su jardín.

Nichols acaricia el tema de la enfermedad mental con cuidado aunque como tema principal, aparentemente. Una narración original y que sorprende por mezclar un tema delicado como el estigma social y la desconfianza hacia los «supuestos» enfermos mentales con efectos especiales y escenas de semiterror. Es una apuesta atrevida llevada a cabo de forma realista, sin tapujos y con todos sus pros y sus contras. En este segundo largometraje ha logrado el Gran premio de la Crítica en Cannes y ha entrado en la sección oficial del Sundance y del Festival Internacional de Cine de Gijón.
 Los dos actores principales, Chastain y Shannon, combinan a la perfección en una interpretación armoniosa que no peca de pretenciosa a pesar de tener motivos para poder serlo. Shannon repite en este papel como individuo afectado por problemas mentales -en Revolutionary Road (la recomendable cinta de Sam Mendes) interpreta a otro personaje de características similares ingresado en un psiquiátrico y rechazado por su familia- y lo hace a la perfección.

La estética aparece muy cuidada: ningún color resulta agresivo ni llamativo en pantalla, todos se conjugan en pastel delicademente para que lo único que resalte sea el guión y la interpretación de los actores. Las únicas amenazas están representadas siempre en tonos oscuros o en negro, momentos en los que eso es lo primordial de la escena y nada más.
A pesar de los 120 minutos de duración (quizá el fallo más remarcable de la historia), merece la pena ver cómo el apocalipsis personal se mezcla con la del fin del mundo dentro de una mente a la que lo único que le obsesiona es proteger a su familia, sea lo que sea que la ataque.

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