Todo es silencio
José Luis Cuerda, un director con un largo camino recorrido, un director que tiene a sus espaldas ya más de una decena de largometrajes y treinta años de carrera profesional. Un hombre que dirigió películas como «Amanece que no es poco«, «El bosque animado» o «La lengua de las mariposas«, llega ahora con una nueva obra, «Todo es silencio» un borrón en su filmografía que esperemos no empañe toda su carrera, porque esta nueva cinta es vacía, sosa y sin gracia.
La historia de «Todo es Silencio» se divide en dos, una primera parte en la que vemos la vida de tres niños en un pueblo de la Costa Galega, curiosos ellos, Fins y Brinco son amigos de toda la vida, y Leda es la chica que les acompaña a todas partes. En el pueblo manda un patrón, el señor Mariscal (el cual no cambia de traje en toda la película pasen cinco, diez o veinte años) quién es rico gracias al contrabando de tabaco. Un suceso inesperado, Fins se marcha y pasan veinte años.
Pasan veinte años y los personajes se pierden, la historia se nubla y el contenido se dispersa. Nos importa muy poco lo que nos tenga que contar. Juan Diego, el Mariscal, no cambia. Los niños han crecido y no nos los creemos. Quim Gutiérrez (Fins) no sabe donde está y su rostro no cambia, no convence como policía. Miguel Ángel Silvestre (Brinco) se ha convertido en la mano derecha del Mariscal y tampoco nos lo creemos. No se salva nadie.
El problema de Todo es Silencio recae en una historia floja que no llega a cuajar en ningún momento. Diálogos vacios, escenarios pobres, historias planas e incoherencias narrativas que sorprenden. No se muy bien que nos ha querido contar esta vez José Luis Cuerda, no se si su intención era hacer esto, pero lo disculpo y asumimos que esto no es lo mejor que ha hecho en su dilatada carrera.
Desde el 15 